El sábado 3 de junio, en la intersección de Avenida Morcillo y Boulevard Oroño de la ciudad de Rosario, se inauguró el busto a Anna Margarita Jochimsen, figura insoslayable en los orígenes del club atlético Newell’s Old Boys.
Ese sábado, y en el marco de un nuevo aniversario del Ni Una Menos, simpatizantes de Newell’s fueron testigos de una jornada muy particular en las inmediaciones del Parque de la Independencia. Por primera vez en la historia de esta institución deportiva y de la ciudad se inauguró una escultura que rinde homenaje a una mujer en el ámbito del fútbol: Anna Margarita Jockinsen.
La iniciativa surgió en el marco del Programa “Ahora que sí nos ven”, creado por la ordenanza n.° 10.316, con el acompañamiento de diferentes ediles de la ciudad. Cabe destacar, a su vez, el enorme valor de registro histórico que han desarrollado a lo largo de estos años el grupo Identidad Leprosa y la Peña “Anna Margarita”, espacio que nuclea a socias e hinchas feministas.
La historia
Corría el año 1884 cuando Anna Margarita, junto a su esposo Issac Newell, fundaron el Colegio Comercial Anglo-Argentino en calle Entre Ríos 139. Allí, ambos trabajaron como profesores de nivel secundario y luego fueron acompañados en la tarea por sus hijos e hijas.
Desde sus comienzos, la escuela constituyó un proyecto de vanguardia para su época debido a que fue el primer centro educativo laico de la ciudad, que —además— abría sus puertas a niñeces de distintas nacionalidades y clases sociales.
La reparación
“La educación como bandera y la pasión como legado” fue una de las frases altisonantes que se oyeron en el acto del sábado. No se trató de una mera intervención en las cercanías del coloso. Revincular a Anna con el club, pero fuera de la cancha y en la conjunción de una rotonda, oficia, además, a modo de usina política. Decir que “acá estamos” o “acá están” sirve para reparar en la omisión histórica de la dueñidad que ha hecho el patriarcado sobre el fútbol.
Anna Margarita, pionera, referenta, educadora y un sin fin de artículos que la acompañan para emerger en una “Señora de Nadie”.
Por Julia Moscatelli
hermosa nota, gracias Julia por sostener la memoria de Anna y de las leprosas.