Mujeres que deciden no maternar

La maternidad implica perder oportunidades laborales y tiempo de ocio. Por eso, con los mandados de maternidad obligatoria en crisis, cada vez más mujeres priorizan su carrera o su libertad antes que ser madres.

Tania Corsetti es Licenciada y Profesora Universitaria en Antropología de la UNR y Magister en “Poder y Sociedad desde la Problemática del Género”. Es también becaria doctoral de CONICET e investiga acerca de las maternidades y las mujeres que deciden no maternar relacionado con el trabajo productivo. Lo primero a tener en cuenta es que su estudio es sobre mujeres profesionales heterosexuales de centros urbanos. Si bien hay una multiplicidad de dimensiones en la toma de decisiones, Corsetti advierte que en aquellas mujeres donde el trabajo productivo es central, el desarrollo profesional es un elemento de mucho peso. Otras mujeres que tienen otros trabajos menos exigentes valoran el uso de su tiempo libre y el ocio.

No se puede pensar la no maternidad así planteada, desde la negativa, sin pensar en las maternidades. En ese sentido Corsetti pone en tensión las formas de maternar actuales, en declaraciones a Bichos Raros explica que “hay una hiper maternidad, hoy se le exige mucho más a las madres que antes, porque el modelo de crianza cambió, antes era más adultocéntrico y hoy el centro está en las infancias, entonces hay una calidad de cuidado que es más exigente, ya no es darle la merienda antes de salir, hoy hay que sentarse al lado, tomar el tiempo de mirarlo a los ojos, un tiempo muy grande que necesita de mucha disponibilidad horaria”, desde esta perspectiva ser madres también es revolucionario. Corsetti plantea que la decisión de maternar o no depende también de qué madre se quiere ser.

El informe del Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género sobre el primer trimestre de 2022 señala que según la evidencia relevada las mujeres dedican más tiempo que los varones a las tareas de cuidado no remuneradas, generando una merma de su tiempo y de sus oportunidades para participar en el mercado laboral. Estas desigualdades se dan dentro del mundo laboral y en la distribución de los ingresos y aumentan cuando las mujeres se convierten en madres. El informe habla de la “penalización por maternar”, que se surge del análisis estadístico y afecta el salario de las mujeres y no se detecta en el salario de los varones que son padres. Al comparar la cantidad de horas trabajadas por semana entre mujeres y varones la diferencia es de casi 8 puntos, pero si se habla de madres y padres, esta brecha sube a 11 puntos. Esto refuerza los esterotipos sociales sobre maternidad y paternidad, los padres trabajan más porque proveen al hogar y las madres se quedan en casa a cuidar a sus hijos.

El mercado productivo se caracteriza en el Gran Rosario por que un tercio de la fuerza de trabajo de las empresas privadas son mujeres, pero son mayoría en el empleo público porque es un modo de trabajar más amigable. Corsetti aclara que algunas mujeres dicen que la maternidad no es incompatible con el trabajo, son aquellas que trabajan en empleos públicos o menos de 6 horas por día en una empresa privada. Quienes trabajan más de 8 horas por día en el ámbito de lo privado o en el ámbito público que necesitan una disponibilidad horaria muy exigente, ser madre las deja afuera de hacer carrera. El trabajo es una cuestión económica pero se convierte en una condición para tener autonomía subjetiva, con un fuerte componente identitario y la satisfacción de sentirse útil, también estructura la vida, todo se arma en función del trabajo que estructura y organiza.

Otro elemento que aparece ligado a la construcción identitaria de la mujer como madre es la idea de altruismo, de que la mujer es un ser para otro según la filósofa italiana Ongaro Bazaglia. Estas mujeres son todo lo contrario, en su investigación Corsetti señala que los proyectos de estas mujeres son trabajar menos tiempo o están ligados a continuar en el estado de bienestar en que se encuentran hoy. Es un tipo de subjetividad que pone en el centro a ellas mismas. La satisfacción personal, en su gran mayoría, la encuentran en el trabajo profesional remunerado. “El trabajo antes tenía más que ver con el orden de lo colectivo, de derechos, de ciudadanía y ahora aparece con un registro más narcisista, te permite realizarte personalmente, te presenta desafíos, estás a prueba, donde hay mucho individualismo y competencia, con una demanda constantemente. Es un espacio que te permite ser como individuo” señala Corsetti y finalmente aclara que estas mujeres tienen un cambio en su configuración subjetiva y se encuentras más centradas en sí mismas.

Por otro lado, Corsetti dice que las mujeres que deciden no maternar “no quieren ser las superwoman que deben trabajar fuera y dentro de casa”. Se celebra que las mujeres puedan no ser madres, pero esa decisión a veces cae en la lógica de la producción porque cobra centralidad el trabajo, entonces tampoco es revolucionaria la no maternidad porque finalmente el que gana es el capitalismo y no el feminismo.

Las elecciones que las mujeres van haciendo a lo largo de la vida las van alejando de un determinado proyecto. Corsetti sostiene que “si vos le dedicaste un montón a tu carrera y después tenés que ingresar a la carrera, te fuiste a estudiar a otro lado y después otra cosa y después… eso te fue alejando, distanciando del proyecto de maternar, porque son cosas antagónicas en un cierto punto”.

Aparte de la cuestión laboral, aparece con mucha fuerza en la investigación de Corsetti el uso del tiempo de ocio como determinante siendo ésta una dimensión muy defendida en mujeres que decidieron la no maternidad y muy demandada en las madres. El poder leer un libro el domingo, decidir un viaje, tener tiempo íntimo para sí mismas, y sin culpas son muy importantes, sobre todo en aquellas mujeres que no tienen trabajos altamente exigentes y que disponen de su tiempo para esto.

La economista feminista Perez Orozco usa el término doble presencia/ausencia refiriéndose al es estar y no estar en la casa y el trabajo para las mujeres que maternan, y la triple ausencia del estado, el mercado y el colectivo masculino en tanto las tareas de cuidado. Marcela Lagarde plantea en el 2004 que interrumpir la asociación entre mujeres y maternidad es indispensable para el progreso del género. Por esto es necesario desmaternalizar a la mujer y maternalizar a la sociedad para que se puedan plantear otras formas del cuidado, significa redistribuirlo para que sea una responsabilidad social, con políticas públicas y así evitar que solo recaiga sobre el cuerpo de las mujeres.

Por Lilian Alba

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